lunes, 5 de marzo de 2012

Inteligencias Múltiples en la educación de la persona a la Eduardo Galeano

"Un libro es carne de quien lo hace y de quien lo lee. Porque el libro tiene cuerpo, tiene forma, tiene carácter...Es muy fácil vernos reflejados en un libro" Fernando Savater.

Las inteligencias en un ser humano son más o menos como las ventanas de una habitación. Se abren lentamente, sin prisa, y para cada etapa de esa apertura existen múltiples estímulos. No se cierran, sino ¡Hasta los 72 años de edad! Pero cerca de su pubertad pierden fuerza. Aunque esa pérdida no significa desinterés, sólo se produce el fortalecimiento de lo que se aprendió durante otro período. Se abren prácticamente para todos al mismo tiempo, pero digamos que existe una ventana para cada inteligencia.
Dos niños, de la misma edad, poseen una ventana de la misma inteligencia con el mismo nivel de apertura; sin embargo, eso no significa que sean iguales. La genética individual puede hacer que el efecto del exterior sobre ese nivel de apertura sea mayor o menor, que produzca un efecto más inmediato o más lento. Lo que no es válido pensar es que el estímulo haga que la ventana se abra más deprisa. El estímulo no actúa directamente sobre la ventana pero, si se aplica adecuadamente, se desarrollarán habilidades y éstas llevarán a aprendizajes significativos.

Desde el nacimiento, el niño desarrolla diferentes formas de aprendizaje pero también desarrolla distintos tipos de memorizaciones. El aprendizaje y la memoria estimulan las inteligencias a través de etapas separadas.

 
En la clase, es el maestro el que marca la diferencia porque, podemos tener buenos edificios, podemos poner computadoras, pero el protagonista o sea el que logra que el alumno aprenda a aprender--> es el maestro. El maestro PUEDE hacer la diferencia en el aprendizaje de cada uno de sus alumnos por lo tanto creo que DEBE asumir responsablemente su tarea.



El reto ahí es entonces dedicar a los alumnos a explotar su potencial, descubrir cómo son de inteligentes para así desarrollar al máximo sus talentos, conocer y expandir sus capacidades, conocer y corregir sus debilidades, desarrollar su inteligencia tanto corporal como mental, ayudarlos a descubrir la alegría de aprender, a dar lo mejor de sí mismos y a crear un siglo XXI más unido y sobre todo capaz.


La misión de educar es un reto constante, creativo y de gran recompensa personal.

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